jueves, 30 de junio de 2011

Vigésimo Quinto Capítulo: Una tarde para conocerse.

-Qué linda qué estás.- dijo sonriendo.
Sentí como mi cara se sonrojaba.
-Gracias...- le dije un tanto avergonzada.
Bajamos el elevador y llegamos a la entrada del edificio. Su carro esperaba por nosotros...
-Es increible...- dije.
-El Audi?- preguntó aún sonriendo.
-Sí. Me fascinan los carros, en especial éste.- dije sin quitarle la mirada al Audi R8 color blanco.
-Ya es algo que tenemos en común. Pasá, sentáte. - dijo abriéndome la puerta del copiloto.
Me subí y el se subió rápidamente del lado del piloto. Arrancó el motor y nos vimos en camino a no sé donde.
-Te gustan los carros y qué más?- preguntó viéndome de reojo.
-Pues... Los carros, los deportes, leer, reír, pero más que nada la música. - dije.
-Por qué más que nada la música? - preguntó.
-No lo sé, creo que es por instinto. A quién no le gusta la música después de todo, no? - dije.
Sonrió.
-Además de que toco el piano y la guitarra. - añadí tratando de sonar más interesante.
-En serio? Podés enseñarme a tocar la guitarra, entonces? Compré una y la tengo en mi pieza, les digo a todos que sé tocarla pero es mentira... shhh. - dijo sonriendo y viéndome de reojo.
-Jaja. En serio? Con gusto te enseño. - le respondí sonriendo.
- Y qué más?- preguntó.
-Y deportes dijiste? Jugás fútbol? - dijo.
-Lo jugaba en la primaria y parte de la secundaria, pero nunca como vos. - dije.
-Jaja. Cómo yo? - dijo.
-Sí, profesionalmente y tan excelente y fácil como lo hacés ver. - dije.
Se detuvo en un semáforo.
-Te habían dicho lo linda que sos? - dijo inclinándose hacia mí.
No le respondí, bajé la mirada y torcí la boca en forma de sonrisa. Nuevamente, me sonrojé. Se inclinó un poco más e intentó besarme, hasta que la luz dio verde y el carro de atrás empezó a bocinar.
Vi como hizo una mueca de frustración y volvió a tomar el volante.
-Amm. A dónde es que vamos? - le pregunté.
-Quiero llevarte a un lugar especial. Ya lo verás. - dijo.
Asentí con la cabeza y volví a ver el frente.
-Habláme más de vos. Tenés una beca.- prosiguió.
-Sí, en ciencias de la comunicación. Quiero ser periodista o algo así. - dije.
-Te daré mis exclusivas si lográs convertirte en periodista. - dijo viéndome de reojo otra vez.
- Gracias, he. - le respondí sonriéndole.
De repente empezó a estacionarse.
-Llegamos.- dijo.
Se bajó del carro y cual caballero me abrió la puerta nuevamente.
Me bajé del carro y vi que estábamos en una especie de colina. Logré divisar algunos asientos y sombrillas que se asemejaban a los de algunos restaurantes.
-Un restaurante? Este es el lugar especial? - dije para mis adentros.
- Sé que no parece nada extraordinario pero... Paciencia.- dijo, tomándome de la mano.
Asentí con la cabeza mientras lo veía a los ojos.

Paciencia. Supuse que esa sería la palabra adecuada para lograr entender y descifrar a que me llevaría todo esto, nunca me había molestado esperar, siempre había sido alguien paciente y si esta espera lo involucraba a Gonzalo, sería todo un gusto esperar.