lunes, 1 de agosto de 2011

Vigésimo Quinto Capítulo: Una tarde para conocerse (Parte Dos)

No podía apartar mi mirada de él. Y es que él era tan perfecto...
Aún no lograba comprender como me había enganchado de él así de rápido, no era lógico, al menos para mí.
-Debería bajar mi mirada y dejar de ser tan obvia? - dije para mis adentros.
Se detuvo a preguntar por su reservación.
-Está a nombre de Gonzalo Higuaín.- dijo con un tono serio pero amable.
Yo solo lo observaba, observaba como movía los labios al hablar, como parecía tener el control de todo, lo observaba en todo su redentor cuando me interrumpió. Bajé la mirada y me mordí el labio...
-Tengo algo en la nariz?- dijo llevándose las manos al rostro.
-No, no es nada.- dije sonrojada.
Ambos nos miramos por unos instantes, luego, el mesero nos llevó a la mesa reservada
Gonzalo era todo un caballero, me apartó la silla para que pudiese sentarme, me dejó ordenar primero...
-Pedí lo qué querás.- dijo - Te recomiendo los ravioles.
Le sonreí. - Entonces eso pediré.- dije manteniendo la sonrisa.
-Yo pediré lo mismo.- dijo entregándole los menús al mesero. -Y traiga la mejor bebida de la casa, por favor.
-No planeás embriagarme, verdad?- dije.
-No. Voy a cuidarte, no a embriagarte... Mi intención es verte sobria, conocerte. - dijo sonriéndome.
Bajé la mirada y sonreí.
Fue entonces cuando mi teléfono empezó a sonar.
-Te molesta si contesto?- pregunté.
-No, dale.- dijo.
Jalé mi bolso, para colmo no encontraba mi teléfono por lo que tuve que abrirme paso entre el bolso sacando algunas de mis pertenencias...
-En dónde estás?! - era Phoebe.
-Te dejé una nota en la mesa de la sala.- dije.
-No hay ninguna nota! - dijo.
-Tal vez se cayó, revisá bien.- contesté.
-Ya... ya la vi.- dijo - En fin, en dónde estás?
-Después te digo, lo importante es que estoy bien, tranquila.- dije.
-Ash. Está bien, pero no regresés tarde.- dijo.
-Te lo prometo.- dije y colgué el teléfono.
Entre las pertenencias que saqué de mi bolso estaba mi llavero, que ahora reposaba en las manos de Gonzalo.
-Te gusta mucho el fútbol, no?- dijo mientras jugaba con el llavero. Éste tenía las insignias de mis equipos favoritos...
-Fueron un regalo de mi papá hace algunos años. - dije sonriéndole.
-Hincha de River.- dijo. -Con razón me traes loco.
Me sonrojé.
-Hincha de River desde que recuerdo, HE. -dije.
-Ese "HE" es lindo.- dijo tomándome la mano.
-Para mí es sólo otro tic.- dije.
-Un tic te hace única, además es linda la manera en la que lo pronunciás.-dijo.

No era necesario el alcohol, él solo me estaba embriagando. Tanta dulzura, tanta galantería no debería de ser buena para la salud, él me tenía colgada, enganchada y yo sin duda terminaría con resaca.

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