viernes, 10 de diciembre de 2010

Décimo Segundo Capítulo: Ugh. Nervios

Habíamos llegado a casa de Flor.
Phoebe y yo decidimos irnos a dormir, pues ya era tarde y nuestro vuelo salía temprano el día siguiente.
No pude pegar un ojo en toda la noche debido a los nervios. Sin embargo no podía decir lo mismo de Phoebe, ella cayó dormida inmediatamente, lo único que escuché durante toda la noche fueron sus ronquidos. Creo que éstos de alguna manera tranquilizaron mis nervios y eventualmente me ayudaron a caer dormida.

Desperté al día siguiente, con los mismos nervios traicioneros del día que dejé Guatemala. Odiaba esos nervios, siempre me ponían a temblar y me ponían helada de la cabeza a los pies.
Como pude me metí a la regadera, Phoebe aún no despertaba.
Salí de bañarme y Phoebe ya estaba despierta y entusiasta como siempre.
-Estás lista?!- dijo
-Supongo que sí.- le dije bostezando. Sentí un pequeño escalofrío en la espalda que me hizo temblar un poco.
-Estás bien?- preguntó
-Sí. Estoy bien- le dije- Por lo que veo son los nervios porque se nota que no tenés frío.
-Creo que sí. Porque yo estoy bien y sigo calientita- me dijo
-Hahahaha! Ok. Ugh! Tontos nervios- dije
Phoebe se metió a bañar y ya que las maletas estaban hechas decidí llamar a mis papás; fue ahí en donde recordé las tres horas de diferencia y que en Guatemala aún eran las 3:00 am.
-Qué podré hacer ahora?- dije para mis adentros
Sin dudas no voy a tratar de descifrar al dueño de la misteriosa voz nuevamente, sería una total perdida de tiempo y en mi estado de nerviosismo no me haría muy bien sabiendo como me pongo con todos esos asuntos.
En momentos así me hubiese puesto a tocar guitarra, piano o a escribir alguna canción o algo. Pero el ruido que podría causar era un problema, además de que nadie en la casa de Flor tocaba el piano así que eso quedaba omitido.
Decidí hacer lo que siempre hacía cuando estaba aburrida y sin nada que hacer. Tirarme en la cama y mirar al cielo mientras mis pensamientos me consumían, al igual que mis nervios.

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